martes, 15 de marzo de 2011

Mas sobre el gas, y a la espera de una nueva subida en la tarifa.

Antonio Morales*
No, no les voy a hablar de cine. No les voy a hablar de las películas con este título; ni de la de T. Dickinson (1940), ni de la de George Cukor (1944), en la que el acoso de Charles Boyer a Ingrid Bergman dio lugar a que se denominaran así otros acosos.
Les voy a hablar, de nuevo, del intento de introducir el gas en esta tierra al precio que sea, de la manera que sea, en una especie de asedio, de hostigamiento, desde distintos francos, insoportable. Ya sé que la semana pasada escribí sobre este tema, pero es que, como insisten, insisto.
José Luis González de Rivera, jefe de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz, en su libro "El maltrato psicológico. Cómo defenderse del mobbing y otras formas de acoso", nos dice que hacer luz de gas "es el intento de conseguir que alguien dude de sus sentidos, de su razonamiento y hasta de la realidad de sus actos". Para el escritor Javier Marías, actuar bajo la luz de gas es "un eficacísimo método para manipular a antojo y aunar voluntades, para hacerse dueño de la víctima y hacerla su esclava. (…) Cuando los poderosos niegan tan frecuente como flagrantemente las evidencias, lo que consiguen es despreciar, insultar, irritar y exasperar a la ciudadanía, más que otra cosa… Y sin embargo, la práctica está generalizada, sin darse cuenta de los que está sembrando". Pues eso, luz de gas para introducir el gas, sin darse cuenta de lo que están sembrando.
Las arremetidas que vivimos en estas últimas semanas tienen su origen en el verano del año pasado cuando, desde la patronal de las eléctricas (UNESA) se advertía al Gobierno español de que no construirían más plantas de ciclo combinado, ya que corrían el riesgo de tener ociosos más de 25.000 MW de equipos casi nuevos y sin amortizar para los próximos años. Por esas mismas fechas, la Asociación Española del Gas (Sedigás) exigía a Sebastián que se contuviera el desarrollo de tecnologías menos maduras (se refería a las renovables) ante la caída de los ciclos combinados, cuyo uso apenas rondaba en esa época entre el 30 y el 35%, habida cuenta de que en muchos momentos los 55 grupos instalados en España se encontraban parados. Veían como el oligopolio que mantienen, desde la privatización de Aznar en 1996, se les iba de la mano y elaboraron una estrategia de presiones sin límites para atacar a las renovables y recuperar el control de la situación reivindicando la potenciación del gas y la energía nuclear.
En unos pocos meses han dado la vuelta a la tortilla, sometido al Gobierno y a los sindicatos, potenciado el gas y las nucleares y torpedeado las renovables. La primera estrategia alcanzada fue la de poner como nuevo Secretario de Estado de Energía a un hombre de su cuerda. Tras la marcha de Pedro Marín en enero de este año, el ministro nombra como sustituto a Fabricio Hernández Pampaloni, consultor de Nera Economic Consulting y responsable del área de gas natural en la Península Ibérica y sur de Europa (¡qué casualidad!) de esta empresa. Pero es más, Fabricio Hernández ejerció como perito de Nuclenor en el pleito interpuesto ante la Audiencia por esta empresa, Iberdrola y Endesa frente al ministerio de Industria contra el cierre de la central nuclear de Garoña en el 2013. Como ven, no dudaron en poner al lobo más grande a cuidar las ovejas.
Fue la primera y la más importante de las batallas ganadas. El siguiente paso fue el de atacar directamente a las renovables y con mayor virulencia a las fotovoltaicas. Y lo volvieron a conseguir. Este Gobierno, que había apostado, y presumía de ello, por ser vanguardia mundial en renovables y en I+D, consigue sacar adelante un recorte a las horas de sol y, con carácter retroactivo, a las primas a las renovables, lo que provoca una inseguridad jurídica sin precedentes, la ruina de miles de pequeños inversores y un hachazo mortal sin escrúpulos al sector, y más en Canarias donde no se tiene en cuenta nuestras peculiaridades. Menos mal que Europa mantiene dudas certeras sobre el proceso y todo apunta a su anulación, pero aún así los incentivos ya no son los mismos. Mientras Alemania, por ejemplo, ha instalado más de 8.000 MW solares en 2010 (prevé 52.000 en 2020), España no llegó a 300 y, mientras en Alemania esta renovable emplea a más de 130.000 personas, aquí se han perdido 30.000 puestos de trabajo en los últimos dos años. Durante 2010 se han importado 80 millones de toneladas de petróleo, gas y carbón que se han encarecido en un 30%. Nos dicen también que el gas es mucho más barato y no tienen en cuenta que un barril de petróleo produce 6 veces la energía de un MMBtu de gas natural y que, por eso precisamente, en el X Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) se ha acordado actuar para que el coste del gas se marque en función del petróleo y que su precio adecuado sería el de dividir el importe del barril de petróleo entre seis.
Al mismo tiempo, las eléctricas, con la complicidad del Gobierno, logran implicar a los sindicatos filtrando primero, durante la negociación del Pacto Social, que estos apoyaban la ampliación de la vida de las nucleares (lo que no era del todo incierto) y consiguiendo más tarde que los representantes de los trabajadores renunciaran al texto que defendían y que pretendía que las partes acordaran "realizar una revisión de los principales componentes de los precios de la electricidad, con objeto de eliminar las posibles ineficiencias, reducir los sobrecostes y dar transparencia a costes regulados y precios. También se analizarán los mercados minoristas de electricidad, de gas y gases licuados del petróleo…" Faltaba más que los sindicatos intervinieran, como declararon más tarde, "en políticas esenciales de las empresas".
Por esos días escenifican también ante todos nosotros su imbricación con el poder político con la incorporación al lobby de los expresidentes Aznar, que ficha por Endesa-Enel, y Felipe González, que lo hace por Gas Natural, aunque no son los únicos pues la mayoría de las eléctricas cuentan con pesos pesados de los partidos políticos en sus consejos de administración.
El siguiente paso fue asegurar el alargamiento de la vida de las centrales nucleares. Y lo volvieron a conseguir. A partir de ahora, por decisión de un partido y un presidente que hacían gala de su rechazo a la energía nuclear, su vida se alarga por lo menos hasta los cuarenta años, y como ya se encuentran absolutamente amortizadas, el año pasado generaron 1.200 millones de euros de ganancias libres de polvo y paja a las eléctricas y encima tenemos que pagar todos a Francia los casi 80.000 euros diarios que cuesta almacenar en aquel país los residuos. No nos debe extrañar, por tanto, que las ganancias de las más importantes eléctricas españolas fueran en el último año de un total de 8. 283 millones de euros, un 8% más que el año anterior.
Y es que nunca pierden. Ahora resulta que el Gobierno anuncia que va a pagar a las empresas de electricidad que trabajan con gas, fuel o carbón, por los momentos en los que no funcionen porque las renovables estén produciendo energía suficiente ¿Y a esto no se le llama primas? Será por eso que Bruselas acaba de advertir a España que debe proceder cuanto antes a asegurar la independencia de la CNE para garantizar el buen funcionamiento del mercado del gas.
Han ganado la batalla. Y claro, aunque sea con una hora menos, el embate también ha llegado a Canarias. Resistiremos.
*Antonio Morales es Alcalde de Agüimes.

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